Te equivocaste al insistir en que no fuera un soñador, porque hoy soñar es mi manera de estar contigo.
Que bueno que no te hice caso,
E insistí en mirar al firmamento,
En escribir historias sin rumbo,
En diseñar mundos imaginarios,
En admirar el cielo nocturno.
Aprendí a encontrarte en la estrella más frágil del universo, la que se prende y se apaga constante, existiendo en el lugar perfecto.
Siempre supe que estabas equivocado,
¡Y que bueno!.
Porque de no haber inventado nuestro nuevo mundo, imaginario, habría perdido mi historia contigo, habría perdido el momento perfecto.
Y no viviríamos nuevas aventuras,
Cada noche sin sueño que paso contigo,
Existiendo en el lugar perfecto.